«Honestamente no sé cómo decidir en este asunto», aceptó el Creador. «Millones de personas rezándome en el oído que le cierre los corazones a los legisladores para que le voten en contra al matrimonio igualitario; y millones de personas rezándome que les abra las mentes a los legisladores para que le voten a favor. ¿Cómo se supone que sepa por quién interceder si tantas personas me están pidiendo cosas diametralmente opuestas, y todas creen de corazón en lo que me piden? ¡Desgraciadamente esta no es una de esas situaciones en las que puedo simplemente ignorar sus plegarias, como cuando algún niño me pide que le traiga un cachorrito o que le cure el cáncer a su mamá!».
El Todopoderoso admitió que sus propias posturas han sido ambivalentes según descritas en su primer y único best-seller, titulado «La Biblia: Cómo Creé el Mundo en Siete Días y Luego Salvé la Humanidad». Estudiosos del tema notan cómo el Antiguo Testamento describe castigos eternos a hombres que se acuestan con hombres (obviando sin embargo condenar a las mujeres que se acuestan con mujeres, porque «las lesbianas están bien ricas»). Sin embargo, en el Nuevo Testamento tenemos a Jesús, el hijo unigénito y relacionista público de Dios, quien no se pronuncia sobre el asunto y hace más hincapié en no juzgar al prójimo y a solo apedrear si se está libre de pecado. «Yo mismo como que quiero peinarme y hacerme rolos», reconoció el Creador sobre su magnum opus. «Aunque hablando claro, Yo SÍ puedo peinarme y hacerme rolos si me da la gana: ¡las ventajas de ser todopoderoso!».
La tarea del Ente Supremo se dificulta por el hecho de que muchos de los creyentes que le imploran con tanta vehemencia son líderes religiosos que presuntamente hablan en Su nombre. «O sea, yo no quisiera tener que darle un tapaboca a la gente que se dedica a regar mi Palabra en la Tierra, que honestamente no es tarea fácil», se lamentó Dios, «pero es que están pasa’os. Oyéndolos hablar, cualquier diría que la Biblia lo único que hace es despotricar en contra de la homosexualidad en vez de exigirle a los humanos a que me adoren; a que se traten bien los unos a los otros; y a que rechacen las riquezas. Y a estos pastores, sacerdotes y creyentes que veo Yo desde acá arriba fornicando, guiando Bentleys de bichote y bailando reggaetón, ¡como que deberían pasar menos tiempo rezando en contra de los derechos de los homosexuales y más tiempo rezando porque no los envíe a to’s a las brasas del Infierno!».
El Creador concluyó que para decidir el asunto «probablemente terminaré haciendo lo que hago siempre que me ensordecen las plegarias de los fanáticos deportivos: ¡tirar una moneda al aire!».